viernes, 3 de febrero de 2012

ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LAS BOINAS MILITARES


La boina aparece como prenda militar en forma muy temprana en la historia de la vestimenta militar. Se tiene conocimiento de ella, ya desde el siglo XII, especialmente entre los escoceses, galeses, gallegos y bretones, pueblos todos de origen celta. También, los vascos la adoptaron haciéndola típica en sus tierras, sin que pueda afirmarse fehacientemente el eventual origen celta de este raro pueblo que habita a caballo de los Pirineos.  
La etimología de su nombre, según algunos investigadores, proviene del vocablo de origen vascoBOILLA. Variando en las formas, tamaños, colores y tejidos de confección, es una antigua prenda de cabeza de uso militar, preferida a otras por ser abrigada, por no limitar la visibilidad, por poder ser usada tirada hacia delante y utilizarla para proteger la vista del sol y por ser lo suficientemente flexible como para usarla aún debajo del casco. Pero por encima de todo esto, resulta más elegante y vistosa que otras prendas a las que se les da el mismo uso.
Fue en España, durante la Guerra Civil de 1936 – 1939, que se generalizó particularmente en el bando nacional, el uso de la boina roja que ya se usara durante las guerras carlistas del siglo XIX. Estas últimas, a su vez, eran de singulares características: Tenían un aro de ajuste a la cabeza colocado exteriormente, semejante al que se usa en las gorras militares y marineras. Esta parte, en España dio en llamarse Lepanto , y es donde va colocada la cinta que lleva inscripto el nombre del buque donde se encuentra embarcado su portador. El plato en sí mismo, era de grandes dimensiones y constituido por gajos, de cuyo centro normalmente, pendía una borla. El color elegido por las tropas carlistas fue el rojo y los oficiales solían colocar borlas plateadas o doradas. Se llevaba abuchonada y requintada o inclinada indistintamente sobre el costado izquierdo o el derecho.

Terminada la Guerra Civil Española, esta prenda de cabeza se generalizó en otros ejércitos, como el inglés, el francés y el alemán.  
Comenzado el siglo XX, se adoptó un patrón de modelos de uniformes, típicamente francés, aunque con algunas pinceladas alemanas, que perduraría hasta la década del '20, en que se adoptaría por breve tiempo un conjunto de modelos de uniformes muy semejantes tanto en los colores, como en los cortes, a los ingleses. Finalizando esa década, se instaló el modelo neta y típicamente alemán, que perduraría hasta avanzada la década de los años '40, en que se comenzaría a usar definitivamente un conjunto de uniformes con influencia norteamericana.  
En ninguno de los períodos mencionados, aparece la boina como prenda de cabeza uniformada. Sin embargo, comenzando la década de los '60 y con ellos, a producirse los grandes cambios que se operarían en el Ejército a raíz de la capitalización de las experiencias y la obtención de los materiales mecanizados y blindados, luego de finalizada la IIda Guerra Mundial, es que aparecen en la organización militar argentina, los tanquistas y los paracaidistas.  
Unos y otros, ampliamente desplegados por las diversas potencias en pugna, fueron usuarios de prendas muy características, entre ellas, la boina. Como cosa particular, debe destacarse que mientras los paracaidistas que combatieron en la IIda Guerra , usaban boinas en distintos tonos de rojo, los tanquistas las llevaban casi siempre, en color negro. La irrupción de los nuevos materiales, y con ellos la doctrina de empleo de estos tipos de fuerzas no empleadas antes en nuestro ejército, trajo consigo también la moda del uso de las boinas.  
Primero en forma no oficial y luego con el tiempo, afianzándose en el uso, hasta hacerse reglamentarias, nuestros paracaidistas comenzaron a lucir boinas rojas y los tanquistas en color negro.  Es de hacer notar también, que al igual que se lo hacía en los países de donde se importó esta moda, al uso de la boina sólo se accedía luego de haber superado los cursos de capacitación y especialización, constituyendo en sí misma, una suerte de premio y consecuentemente, una forma de distintivo.  
El pasar de los años, trajo aparejada la aparición de nuevas especialidades y orientaciones de diverso tipo en el Ejército: los montañeses, los aviadores, los comandos, los buzos, y recientemente, el Regimiento de Asalto Aéreo. Todos ellos pronto adoptaron con el mismo fin que los tanquistas y paracaidistas, el uso de esta prenda, identificándose con distintos colores. El mismo fenómeno pudo observarse en las otras Fuerzas Armadas y de Seguridad, como en las Policiales.  
Como dato extraño, debe acotarse que a la inversa de la mayoría de las fuerzas militares de otros países, que usan boina inclinada sobre el costado derecho, el Ejército Argentino adoptó la modalidad de volcarlas sobre el izquierdo. Esta costumbre, tal vez ligada remotamente con otra similar de uso en España, allá donde se las viera por primera vez, hizo que se adoptaran diversas formas de arreglar la prenda para que ésta cayera con mejor presencia sobre el costado
Pero lo realmente significativo, es que con el uso de esta prenda, por lo demás, ya de uso generalizado para todo el personal militar con el uniforme de combate, en el que está la versión de tela mimética y otra de paño verde oliva, las diversas especialidades que mencionamos, continúan usando la boina con el expreso fin de “distinguirse” del resto de las tropas y ello, está íntimamente relacionado con los colores que poseen.  
A este punto hay que vincularlo forzosamente, con la antigua ciencia de la Heráldica. Esta se ocupa del estudio de los escudos o blasones, sus formas, esmaltes y metales o colores, figuras que contienen y frases o lemas que muestren y no de la vestimenta y sus colores. Sin embargo,  la traslación del significado que para esta ciencia tiene cada color, hizo adoptarlos para el uso específico del color de cada boina.  

Los paracaidistas usan el gules o rojo, que simboliza el valor, el atrevimiento y la intrepidez.
Los comandos usan el sinople o verde, que simboliza la abundancia, la esperanza y la libertad.
Los aviadores, el azur o azul, que simboliza el aire y la realeza.
Los integrantes del Batallón de Asalto Aéreo, recientemente creado, usan el color rojo granate, que simboliza la dignidad, el poder y soberanía.
Los buzos usan el color marrón oscuro en forma no oficial aún, pero sin que éste color tenga un significado heráldico. Lo vinculan con el color de las aguas de nuestros ríos, en cuyas oscuras profundidades se sumergen para llevar a cabo sus riesgosas misiones.
Los montañeses, usan el color beige o khaki o marrón claro, como una forma de mimetizarse con el color del terreno en el que se desenvuelven, y por traslación del mismo color de boina que usan las tropas de montaña de muchos otros países, aspecto que también observan los tanquistas y los paracaidistas.
Y quedarían las ya muy vistas y usadas por numerosos contingentes de argentinos que han participado y participan todavía, en las misiones de paz que se desarrollan bajo el patrocinio de la ONU: el color celeste. Este no es un color aceptado o contemplado heráldicamente, ya que esta ciencia comprende solamente un limitado número de colores: fuera del negro y del blanco, se usan los tres fundamentales (rojo, amarillo y azul) y de los binarios, dos (verde y violado o púrpura). También, especifica que las gradaciones han de ser vivas y no apagadas.
En estos términos, el celeste, siendo un color claro, no vivo y mezcla del blanco con el azul, cabría también sugerir el significado del color de los cascos o boinas azules, en la suma de términos significativos del azul y del blanco, esto es: majestad + serenidad + fidelidad + pureza, simbolismo que encierra la intención que marchan a cumplir en lamentablemente muchos rincones del planeta, los soldados internacionales de la paz.