miércoles, 8 de febrero de 2012

San Martín, Heroe de la Independencia Española

Sin lugar a dudas nombrar al Grl. San Martín siempre ha sido sinónimo de libertad, de entrega y de honestidad,pero siempre nos hemos abocado a hablar de San Martín como el Libertador de Argentina, Chile y Perú,ignorando u obviando quizás sus maravillosas hazañas llevadas a cabo durante su periodo de estadía en Europa.
Hablar de esto podría llevarnos libros enteros  ya que la experiencia en combate del Grl San Martín es sumamente extensa y basta. Es por eso que hoy hablaremos de tan solo una de sus batallas,hablaremos de BAILÉN.
Muchos saben que San Martín participó de dicha batalla pero desconocen la gran importancia de la misma para la independencia española respecto del yugo invasor napoleónico.
El ejército español si bien era potente,estaba en condiciones muy inferiores al ejército napoleónico y las batalllas libradas contra este no solían resultar victoriosas.
Para aquel entonces San Martín se desempeñaba como oficial ayudante de campo,un grado de poca importancia si se lo mira desde el punto de vista jerárquico,pero lo que nadie imaginaría era que ese simple ayudante de campo sería el cerebro gestor de una de las más perfectas estrategias de la historia mundial.
Al ver las constantes fallas estratégicas del General Castaños ante la supremacía estratégica napoleónica, San Martín decidió saltar la cadena de mando y presentarse ante Castaños directamente aún cuando esto pudiera costarle el fusilamiento,pero San Martín estaba completamente seguro de que su plan sería infalible. Si había una característica en José de San Martín era su capacidad de observación,podía pasarse horas y dias enteros observando cada movimiento, se ponía en lugar del enemigo y trataba de pensar como él,sabía que esa sería la base para derrotarlos.
Fue entonces cuando ya ante Castaños desplegó sus mapa y explicó detenidamente cada paso de su plan. Este consistía basicamente en confundir a Dupont (General al frente del ejército napoleónico), San Martín propuso utilizar a los paisanos del lugar como espías, ellos darían la información de los movimientos de las tropas de Dupont,mientras que el ejército español se movería durante la noche y cambiando constantemente de posición, de este modo Dupont no sabría que frente atacar ya que nunca podría determinar definitivamente las posiciones españolas.Una vez logrado esto, con las tropas francesas completamente aturdidas y confundidas  ellos atacarían en pinza envolviéndolos y reduciéndolos en poco tiempo.
El plan magnánimo de San Martín dejó boquiabiertos a los altos mandos a las ordenes de Castaños,si todo salía tan perfectamente como San Martín lo había planificado la guerra estaría definida para ellos otorgándoles la victoria.
El 18 de julio de 1808, Bailén se consagró como la peor derrota de Napoleón, el plan de San Martín había resultado perfecto.
Cuando Napoleón supo de semejante derrota,quiso saludar a Castaños por tan magnífica batalla,no podía creer como alguien había podido superarlo estratégicamente,fue entonces cuando Castaños agachando la frente asumió delante de Napoleón que la batalla jamás habría sido ganada de no ser por su ayudante de campo ,quien había sido el gestor de dicha estrategia.
La humillación de Napoleón al verse rendido ante una estrategía de un simple ayudante de campo lo llenó de ira y exigió a Castaños que lo llevara ante el autor de su derrota.
Castaños mandó llamar a San Martín de inmediato,cuando este se apersonó ante Castaños,Napoleón lo increpó directamente diciéndole: -" Asi que fue Ud jovencito quien ideó todo esto? "- y sin dejarlo contestar procedió a arrancarle un botón del uniforme. Al verse agredido,San Martín atinó a enfrentar al Conquistador,pero este tomándolo de la solapa lo frenó diciéndole: -" No le he quitado este botón para ofender su uniforme,lo he hecho para recordar a quien ha sabido derrotarme"-
Esa fue la única véz que el Conquistador y el Libertador se vieron cara a cara. Las dos caras opuestas de una misma moneda.
La imagen aquí presentada es el monumento al Grl San Martín,erigido en Sevilla que lo consagra como el heroe de Bailén.

viernes, 3 de febrero de 2012

PROHIBEN LLAMAR "GENERAL" A MANUEL BELGRANO


A veces me embarco en el juego de pensar al General Belgrano concibiendo la Enseña Patria en nuestros días. Y no puedo dejar de imaginar que tal vez hoy hubiera elegido poner en el listón blanco un brote de soja en lugar del sol. Claro que hoy el régimen no le hubiera permitido un par de cosas alGeneral Belgrano. Ni enfundarse en su uniforme, ni plantarse frente a las barrancas de Rosario con sus gloriosos del Regimiento de Patricios. Nada de eso… nada de uniformes, ni de armas, ni de formaciones marciales. Eso resume “represión”. Hoy la televisión pública le hubiera impuesto aBelgrano un centenar de colectivos rentados con muchachada y banderas de La Cámpora.

Ay perdón perdón y otra vez perdón!!. Me referí a Manuel Belgrano y le dije General. Y resulta que el régimen, justo antes de internarse Ella, firmó un decreto que prohíbe llamar General a ManuelBelgrano. Bueno, puede ser que mi visión sobre el referido decreto sea un tanto gorila. Después de todo, el decreto no dice “se prohíbe”, el decreto apenas si impone las formas en que debe nombrarse al prócer nacional.

Es que así como el año 2011 fue declarado por el régimen “El año del trabajo decente…” (justo el año del escándalo Hebe de Bonafini y Schocklender, de Zaffaroni y sus departamentos alquilados para prostíbulos…etc.), el 2012 ha sido declarado "Año de homenaje a Manuel Belgrano". Exactamente: “Año de homenaje al doctor Manuel Belgrano" porque se cumplen 200 años desde la creación de la bandera nacional el 27 de febrero de 1812, día en que a las orillas del río Paraná se realizó la primera jura.



Así lo dice el decreto 292/2011, del 28 de diciembre, que firmaron la presidente Cristina Fernández de Kirchner y el ministro del InteriorFlorencio Randazzo. Según reza la página del gobierno nacional: “se declara al 2012 como el año en que se le brinde homenaje a Manuel Belgrano, quien creó la escarapela, la bandera nacional y fue el organizador del hecho conocido como éxodo jujeño. Por tal motivo, todos los documentos oficiales, en el margen superior derecho, deberán llevar la leyenda "Año de homenaje al doctor Don Manuel Belgrano".

Así de clarito. A Manuel Belgrano se lo nombra solo doctor y con minúsculas. El citado decreto hace un recorrido por “los hechos más importantes de su vida”. Señala que nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, y que cursó sus estudios en el Colegio de San Carlos y luego en las Universidades de Salamanca y Valladolid en España, donde se graduó como Abogado. "El 1794, ya de nuevo en Buenos Aires, asumió como Secretario del Consulado, desde donde, entre otras actividades, fomentó la educación”, señala el texto de la norma y recuerda que durante las invasiones inglesas, en 1806,  Belgrano "se incorporó a las milicias criollas para defender la ciudad". Indica además que cumplió un rol protagónico en la Revolución de Mayo de 1810 siendo nombrado vocal de la Primera Junta, cargo que dejó el 22 de septiembre del mismo año para asumir el mando de la expedición al Paraguay con el grado de General en Jefe. El texto explica que se decretó el 2012 como año de Manuel Belgrano porque se cumplen 200 años desde que "el Primer Triunvirato dispuso la utilización de una escarapela nacional de dos colores: blanco y azul celeste, conforme al diseño propuesto por Belgrano, quien la hizo lucir a sus tropas". "El 27 de febrero de 1812, creó una bandera con los mismos colores de la escarapela, reuniendo a sus tropas en Rosario, a orillas del río Paraná y les ordenó a sus oficiales y soldados que le juraran fidelidad". Ni Salta ni Tucumán, batallas claves en nuestra Independencia… el decreto destaca de manera muy especial en sus considerandos (se ve claramente aquí la mano de Felipe Pigna de reescribir la historia, el historiador oficialista que no se cansa de poner en cada referencia al General Belgrano la siguiente frase: “su carrera militar no lo entusiasmaba demasiado”. Y se refiere al Éxodo Jujeño siempre, como un hecho “heroico del pueblo”), el episodio que se conoce como el “Éxodo Jujeño”, en el cual el día 23 de agosto de 1812 el pueblo jujeño comenzó su heroica retirada de Jujuy con dirección a Tucumán, del que también se celebra el bicentenario.

De a poco, en todos los ámbitos, el régimen no descansa en su tarea de intentar reescribir la historiaEl odio hacia lo militarciega al régimen hasta el punto de tergiversar la historia.

Si el éxodo jujeño fue heroico o no cabrá solo en la conciencia de cada uno que se llame a si mismo patriota. Sí sé que el General Belgrano sí fue General de carrera, no como el famoso Coronelque, llegado a la presidencia se decretó General (ya todos sabemos que hablamos de Perón).

 Les dejo parte del bando que el General Belgrano emitió al pueblo jujeño en 1812. Hagamos un trato: Usted lo lee, y luego saca sus conclusiones. Aproveche, porque me parece que ni Randazzo ni la presidenta lo leyeron nunca.

“…Entended todos que al que se encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese. Que los que inspirasen desaliento estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con sólo lo deposición de dos testigos… Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen… No espero que haya uno solo que me dé lugar para poner en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones. Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo dispuesto.”
Cuartel general de Jujuy 29 de julio de 1812”.

LA MENTIRA DEL 24 DE MARZO


24 DE MARZO DE LA REALIDAD AL MITO
Los mitos son, por definición, narraciones fabulosas e imaginarias que intentan explicar algún suceso o aspecto de la realidad. Constituyen, por tanto, meras creencias no sujetas a pruebas de veracidad que, por lo general, no resultan de procesos que deriven de la razón, sino de emociones y pasiones. 

En este orden de cosas, la militancia setentista, apoyada y financiada por el oficialismo y las estructuras estatales, en su intento por diagramar su estrafalaria historieta que ha hecho de los años 70, no ha escatimado esfuerzos en implementar y propagar una serie de mitos relativos a los sucesos ocurridos el 24 de marzo de 1976, cuyo aniversario número 34 se cumple en el día de la fecha. 

¿Fue un golpe militar? 

En razón de ser la venganza un objetivo primordial del setentismo, resulta clave que el papel desempeñado por la sociedad civil en los hechos del 24 de marzo haya sido arbitrariamente omitido por el historietismo oficial, a los efectos de instalar en la opinión pública aquella falsedad de que se produjo un golpe exclusivamente militar (apuntando todas las responsabilidades sobre el ambiente castrense y exculpando al resto de la sociedad). Pero, en verdad, los sectores civiles, representados por su clase dirigente, tuvieron decisiva participación en el derrocamiento de Isabel Perón. 

Desde 1975, la partidocracia se alarmaba por el exasperante vacío de poder que reinaba en la Argentina: "Pero, ¿quién gobierna? ¿Ese conjunto colegiado de ministros que, además, no produce ninguna confianza al país? Eso sigue siendo anarquía. Y, lo peor, anarquía organizada", afirmaba el líder del Partido Federal, Enrique "Paco" Manrique, (tercera fuerza electoral de entonces) desde la pantalla del histórico programa de TV Tiempo Nuevo , a fines de julio. Desde la otra punta del abanico ideológico, el izquierdista Oscar Allende ponía de relieve que "el desgobierno ha colmado la paciencia de los argentinos" (1). El diputado Monsalve diría, por su parte, que "no puede transcurrir un minuto más en el más absoluto desorden" (2). Incluso, desde el mismo sector oficialista, se ofrecían lecturas similares, como la del diputado justicialista Carlos Palacios Deheza, quien afirmó que "así no llegamos a 1977, sino ni siquiera a 1976", o la del mismísimo gobernador peronista de Buenos Aires, Victorio Calabró, quien, a fines de 1975, pronunciaba que "si las cosas siguen así, no llegamos al 77" (3). 

De esta manera, la clase política (incluido el oficialismo mismo) empezaba a avizorar una salida facilitada por las Fuerzas Armadas. Ya a comienzos de 1976, la UCR definía su postura a través de una declaración oficial del comité nacional, que rezaba: "El país vive una grave emergencia nacional. Toda la Nación percibe y presiente que se aproxima la definición de un proceso que, por su hondura, vastedad e incomprensible dilatación, alcanza su límite". Era, por tanto (según expresa el comunicado radical), "incomprensible" la continuidad del gobierno, tales las propias palabras del partido que se jacta de ser el más democrático de la Argentina, y, por tal razón, las reuniones secretas entre políticos con jefes militares comenzaban a tener lugar con extremada frecuencia. 

A fines de 1975, en cálida reunión entre el Dr. Ricardo Balbín (líder de la UCR) y el Gral. Jorge Rafael Videla, el radical le expresó: "General, yo estoy más allá del bien y del mal. Me siento muy mal, estoy afligido. Esta situación no da más. ¿Van a hacer el golpe? ¿Sí o no? ¿Cuándo?". A lo que su interlocutor respondió: "Doctor, si usted quiere que le dé una fecha, un plan de gobierno, siento decepcionarlo, porque no sé. No está definido. Ahora, si esto se derrumba, pondremos la mano para que la pera no se estrelle contra el piso". Balbín replicó, impaciente: "Háganlo cuanto antes. Terminen con esta agonía" (4). 

La presión que los políticos ejercían sobre las FF. AA. abarcó a todos los sectores ideológicos. En rigor, hasta el propio Partido Comunista se pronunció en este sentido, cuando, el 12 de marzo, "reiteró su propuesta de formación de un gabinete cívico-militar" (6). Amplios sectores del peronismo tomaban posiciones similares, como el líder de la CGT, Casildo Herreras, quien se entrevistó en secreto con Videla, "para decirle que, aunque en público no podían declararlo, también ellos consideraban que el gobierno era un desastre, que eran sus amigos y que deberían tenerlos en cuenta después del golpe, si finalmente lo llevaban a cabo" (7). 

Por su parte, el viejo amigo de Perón, Jorge Antonio, el 22 de marzo, esgrimió sin tapujos, desde una conferencia de prensa en un hotel céntrico de Buenos Aires: "Si las Fuerzas Armadas vienen a poner orden, respeto y estabilidad, bienvenidas sean" (8). Numerosos sectores obreros, el 20 de marzo, anticiparon su simpatía por la eventual solución militar, declarando, a través de cuarenta y una organizaciones sindicales, que no acatarían un paro general de actividades, en caso de interrupción del orden constitucional. 

El pedido de una reacción por parte del sector militar era tan visible que, desde el Parlamento, se admitían las reuniones con uniformados: "Debo confesar que en el día de hoy he golpeado las puertas [...] de la Policía Federal, la de algunos hombres del Ejército. Y el silencio es toda la respuesta que he encontrado" (5), admitía el senador Eduardo Angeloz, a catorce días del 24 de marzo. Días después, nada menos que Victorio Calabró entregaría a oficiales de las Fuerzas Armadas los mapas de la Casa de Gobierno, a los fines de que las tropas del Regimiento de Infantería 7 no se cruzaran con la policía, el 24 de marzo (9). 

El grueso de la sociedad, el 24 de marzo de 1976, permaneció en sus hogares. No hubo resistencia siquiera por parte de los militantes del partido derrocado, sino que el vicepresidente 1º de este, Felipe Bittel, le gritaba a Osvaldo Papaleo (secretario de Prensa de Isabel): "Chau, Papá, hasta mañana. Esto hay que festejarlo con champaña. Todo se ha disipado" (10). 

Las organizaciones terroristas, ¿ya estaban aniquiladas? 

Además de anular o ignorar ex profeso el papel de la civilidad como actor propiciador del golpe, otro mito consistió en minimizar el rol de las organizaciones terroristas subversivas en la tragedia de los años 70 alegando que "la guerrilla ya estaba diezmada, el 24 de marzo de 1976", con la evidente intención de formar la idea de que la guerra interna era una mera excusa de sectores castrenses. La realidad indica completamente lo contrario. Según confirmó la sentencia que juzgó a la junta de comandantes, en 1975, se produjeron 893 hechos terroristas (promediando un atentado cada ocho horas, durante el año precedente al golpe). 1976 no fue menos: el 22 de marzo, el matutino "La Tarde" (dirigido por el kirchnerista Héctor Timerman) informó: "Un récord que duele: cada 5 horas, asesinan a un argentino". Y, a renglón seguido, expresaba: "Terrorismo: Sigue la escalada de crímenes". El 19 de marzo, el diario de izquierda "La Opinión" arrojó una estadística similar: "Un muerto cada cinco horas, una bomba cada tres". 

Los propios documentos internos de Montoneros contabilizaban, en 1976, "1.000 atentados con 500 víctimas fatales", producidos sólo en ese año (11). El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), por su parte, en documento interno, indicaba que, para esta fecha (1976), todavía se contaba con 4.950 guerrilleros organizados (12). 

A fines de 1977, el comandante del Ejército Montonero, Horacio Mendizábal, afirmaba, públicamente, que, durante ese año, "se realizaron más de 600 operaciones militares" (13). Si para muestra basta un botón, fue en julio de 1976 cuando se produjo el atentado terrorista más dramático de toda la década del 70, cuando una bomba montonera hizo volar el comedor de la superintendencia de la Policía Federal, mutilando a 60 personas y asesinando a otras 22. 

El 24 de marzo, ¿se dio inicio a la represión ilegal? 

Otro insistente mito en torno de la fecha en cuestión consiste en utilizar el 24 de marzo como punto de partida de la utilización de métodos ilegales por parte de las Fuerzas Armadas para enfrentar la subversión terrorista. Pero, ¿cómo se la combatía antes de esta fecha? Los historietistas del setentismo no ponen mucho empeño en explicarlo. 

En puridad, el combate conforme a metodologías irregulares data de fines de 1973; más precisamente, luego de la muerte del secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, cuando el propio Perón, a la sazón presidente de la Nación, confeccionaba un documento interno para su partido que expresaba: "En este estado de guerra que se nos impone, no pueden ser eludidos y nos obliga no solamente a asumir nuestra defensa, sino, también, atacar al enemigo en todos los frentes y con la mayor decisión (...) El Movimiento Nacional Justicialista entra en estado de movilización de todos sus elementos humanos y materiales, para afrontar esta guerra (...) Quien rehúya su colaboración para la lucha, queda separado del movimiento". Así nacía la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), como el primer intento al margen de la ley que el gobierno constitucional empleaba para enfrentar el terrorismo marxista. Centenas de guerrilleros o sospechados de tales cayeron en manos del polémico aparato paraestatal de marras (cerca de 500 muertos fueron responsabilidad de la triple A). 

Poco después, como respuesta al terrorismo que había diseminado focos rurales en Tucumán, el gobierno democrático emitió, en febrero de 1975, el decreto secreto Nº 261 del Poder Ejecutivo, que ordenaba a las FF. AA. "ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán". En octubre, se amplía el terreno de operaciones de las Fuerzas Armadas a toda la Nación, a través del decreto 2.772, ordenando "ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el país". Los desaparecidos anteriores al 24 de marzo contabilizados por la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) ascienden a 900 casos. El informe de la secretaría de Derechos Humanos de la Nación computa, por su parte, un total de 642 desaparecidos en democracia peronista, y 525 abatidos, lo que suma 1.167 casos que son responsabilidad de la clase política que tuvo el poder en aquellos años y que se constituía en la creadora de la metodología irregular que, lamentablemente, se continuó practicando luego del 24 de marzo. 

Concluida la guerra, el terrorista Enrique Gorriarán Merlo dirá que "las técnicas represivas de ese gobierno surgido de elecciones fueron (aunque parezca difícil de creerlo) más feroces que las instrumentadas por el gobierno defacto de Onganía, Levingston y Lanusse" (14). Julio Santucho, hermano del jefe máximo del ERP, expresará, por su parte, que "en un solo año de gobierno popular, nuestro pueblo tuvo más muertos que en siete años de dictadura militar (...) la represión actuada por el gobierno peronista fue diez veces mayor que la de la Revolución Argentina proclamada por el general Onganía" (15). 

A 36 años del 24 de marzo de 1976, numerosos sectores cobijados por el aparato estatal han reducido la historia por la memoria, cambiado la justicia por la venganza, suprimido la verdad por el engaño y convertido una gran tragedia del ayer en un exitoso negocio del presente. 

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A.L.A.

(1) Yofre, Juan Bautista. Nadie fue. Buenos Aires, Edivern, 2006, p. 252. 
(2) García Montaño, Diego. Responsabilidad compartida. La sociedad civil antes y durante el Proceso . Córdoba, El Copista, 2004, p. 104. 
(3) Yofre, Juan Bautista. Ob. Cit., p. 243. 
(4) Yofre, Juan Bautista. Ob. Cit., p. 333. 
(5) Díaz Bessone, Ramón Genaro. Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978) . Buenos Aires, Círculo Militar, 1996, p. 240. 
(6) Márquez, Nicolás. La mentira oficial. El setentismo como política de Estado . Buenos Aires, edición del autor, 2008, p. 144. 
(7) Márquez, Nicolás. Ob. Cit., p. 142. 
(8) Yofre, Juan Bautista. Ob. Cit., p. 358. 
(9) Yofre, Juan Bautista. Ob. Cit., p. 380. 
(10) Yofre, Juan Bautista. Ob. Cit., p. 373. 
(11) Documento citado en Díaz Araujo, Enrique. La guerrilla en sus libros . Tomo II. Mendoza, El Testigo ediciones, 2009, p. 91. 
(12) Documento citado en Yofre, Juan Bautista. Fuimos todos. Cronología de un fracaso, 1976-1983. Buenos Aires, Sudamericana, 2008, p. 33. 
(13) Informe completo en Larraquy, Marcelo. Fuimos soldados. Historia secreta de la contraofensiva montonera. Buenos Aires, 2º ed., Aguilar, 2006, p. 124. 
(14) Gorriarán Merlo, Enrique. Memorias de Enrique Gorriarán Merlo. De los setenta a La Tablada. Buenos Aires, Planeta/Catálogos, 2003, pp. 368-369. 
(15) Santucho, Julio. Los últimos guevaristas. La guerrilla marxista en la Argentina . Edición de 1988. Pp. 160-162. 


LA DEMOCRACIA COMO METODO DE DESTRUCCION DE LA MISMA


LA DEMOCRACIA COMO ARMA PARA LA DESTRUCCIÓN DE LA MISMA
En el marco de la histórica caída del muro de Berlín y el consiguiente fin del comunismo en la ex Unión Soviética, la descolocada y debilitada izquierda de la región resolvió allá por julio de 1990 concentrar a todos sus partidos y movimientos (incluyendo a los armados como las FARC y el ELN) en lo que denominó el “Foro de Sao Paulo”, una reunión convocada nada menos que por el gobierno cubano y el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil. El objeto de la citación era reorganizar el izquierdismo en Iberoamérica, definir nuevas estrategias para la toma del poder, y prepararse para los venideros tiempos políticos que, signados por un renovado respeto hacia la flagelada democracia, se avizoraban inexorables.

Lo que salió de aquél congreso pocos lo saben, pues los informes y las declaraciones de tinte público han sido reducidos. Empero, lo indudable es que el éxito del foro fue tal, que desde su nacimiento se han consumado dieciséis reuniones en más de diez naciones latinoamericanas (la última fue en Argentina), y de su propio seno han surgido presidentes en países de la región, como el propio Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia. Cabe adicionar entre los mencionados logros de esta suerte de reorganización, los aires de renovación que oxigenaron al izquierdismo frente a la opinión pública y los mass media, y la simpatía que generaron, en consecuencia, en desprevenidos sectores de la sociedad.

¿Cuál ha sido la clave del éxito? ¿Cuáles son los fundamentos de la estrategia que los marxistas definieron e implementaron desde la primera reunión a principios de los `90? La respuesta es más fácil de lo que podría creerse: utilizar la democracia, para destruir la democracia.

Que la izquierda marxista haya sido, en términos históricos, metodológicos y doctrinales, antidemocrática por naturaleza (basta con leer a sus principales teóricos para confirmarlo) no es una novedad. Valga recordar, en todo caso, que hasta hace pocas décadas desplegaba sus guerrillas por todo el continente y activaba bandas terroristas contra gobiernos democráticos con el expreso fin de derrocarlos (Argentina es una muestra cabal de ello). La lucha armada, a la sazón, configuraba el método por excelencia de acceso al poder

No obstante, a raíz de los nuevos lineamientos del Foro de Sao Paulo, hoy el panorama cambió. El uso de la violencia para acabar desde afuera con el sistema (que salvo reducidas excepciones fracasó en toda la región) fue reemplazada por el uso de las instituciones del mismo sistema para carcomerlo desde adentro. Disfrazarse de demócrata es el único requisito en este sentido, y sobre tales bases descansa la estrategia izquierdista contemporánea.

Así las cosas, una vez alcanzado el poder mediante formas legítimas, se procede a desbaratar el sistema político por el cual el marxista accedió a su mandato. Para ello se comienza reformando (más precisamente deformando) a las Fuerzas Armadas y persiguiendo a los componentes castrenses que podrían causar dolor de cabeza en las próximas fases del proyecto de descomposición. En Venezuela, la inyección ideológica y el adoctrinamiento al sector militar fue una de las formas, mientras que en nuestro país la persecución jurídica contra quienes combatieron al terrorismo en los `70, sumado a la debilitación de la institución a través de políticas deliberadamente desfavorables impulsadas por el Ministerio de Defensa, fueron los caminos escogidos.

Acto seguido, será dable enfrentar y neutralizar otros sectores de la sociedad que podrían eventualmente reaccionar contra las políticas antidemocráticas que se proseguirán. Ejemplo de ello es la Iglesia Católica (en Argentina sobran muestras) y partidos opositores (verbigracia, la llamada “masacre de Pando” en Bolivia, perpetrada por Evo Morales a los fines de encarcelar oponentes políticos).

Con esta situación controlada, el izquierdista centra sus esfuerzos en destruir las formas republicanas de gobierno y controlar a la postre el Poder Judicial. Así lo hizo por ejemplo el kirchnerismo en sus primeros tiempos al derrocar jueces de la Corte Suprema de Justicia que no le eran funcionales, y sustituirlos por subordinados inmediatos. Para ello no precisó de ningún grupo armado, sino que fue tan fácil como abusar de “cadena nacional” y amenazar a los magistrados con iniciarles “juicio político” desde el Congreso (que ya estaba bajo su dominio).

Efectuados los movimientos antedichos, y dependiendo de la coyuntura política interna, los izquierdistas escogen el momento indicado para poner en marcha sus planes de perpetuarse en el mando, destruyendo el sistema democrático entendido ya no como una simple forma de acceso al poder, sino como la rotación y renovación periódica de personas, proyectos políticos e ideas, en un marco de libertad y equilibrio de los poderes públicos. 


A.L.A.

SAN MARTIN ESTA DE MODA


Pareciera ser que nuestro deporte nacional ha dejado de ser el pato para pasar a ser el "Peguele al prócer", en este juego nacional tan practicado en la actualidad la han ligado casi todos los que han hecho algo por la Patria (parece ser que hacer algo por la Patria es el peor pecado que se puede cometer en este país),pero si hay uno que ultimamente se ha puesto de moda,ese es el Grl. San Martín.
Esto que ante la vista de cualquier extranjero sería inconcebible aca es perfectamente aceptable y normal. Pues bien, si vamos a hablar del Grl. San Martín debemos partir de la base de que para criticar a una persona primero hay que haberla superado,y a este punto no creo que ninguno de nosotros este a la altura de criticar a alguién como el Grl. San Martín,pero como muchos eruditos en el tema,señores profesores de las grandes universidades de nuestro país se han empeñado en querer pisotearlo solo por vender un par de libros más (ya que al argentino le encanta el amarillismo histórico y de toda índole) he de aclarar algunos puntos claves y básicos para entender de lo que estamos hablando.
Partiendo de la base de que el Grl San Martín fue un SER HUMANO con todos los defectos y vitudes que ello puede acarrear sabremos entonces que no estamos hablando de alguien perfecto,sino de una persona como nosotros la cual tambíen poseía el derecho a equivocarse.
Una de las cosas que se le inventaron fue el no ser hijo del Capitán San Martín y Gregoria Matorrras, lo cual fue cientificamente comprobado como una total y absurda falacia. Se dijo que él era hijo de Alvear porque era el único de los San Martín que había conseguido una educación tan basta y rica y que poseía una biblioteca millonaria que de ningún modo habría podido adquirir la familia San Martín. Pues muy poco saben acerca de él quienes afirmaban esto, ya que San Martín siempre fue autodidacta,es decir se autoenseñaba,aprendía por motus propio,lo cual era una de sus mayores cualidades.Esta autodidactica lo llevó a enlistarse en la marina española a bordo del buque Santa Dorotea a muy temprana edad.El objetivo de San Martín en ello era adquirir experiencia en combate marítimo,era un convencido de que para dominar la tierra haía que dominar primero sus mares,y que las mejores tacticas de guerra las obtendría participando en estas batallas,pero mismo así había otra gran punto de interes para el adolescente San Martín y ese era el hecho de poder comprar con el dinero que ganaba la mayor cantidad de libros que pudiera en cada puerto al que llegaba. Fue de este modo que San Martín logró la basta biblioteca que poseía y la cual era una de sus mas grandes riquezas.Para la edad de 16 años San Martín dominaba cinco idiomas a la perfección sin haberlos estudiado.
Otra terrible cruz con la que tanto San Martín como la mayoría de nuestros próceres tuvieron que cargar fue con la masonería,pues bien hemos de aclarar que para aquel entonces la mayor autoridad era la Santa Iglesia Católica y que cualquiera que se opusiera a sus intereses se convertía en hereje digno por poco de una crucificción solo por no compartir determinadas ideas políticas, porque en lo que hace a la masonería no eran cuestiones de religión sino de política,San Martín era sumamente religioso,en ningún momento puso en tela de juicio sus creencias católicas pero su gravísimo pecado fue haber sido miembros de logias masónicas que pretendían la independencia americana y eso era VITALMENTE OPUESTO A LOS INTERESES DEL VATICANO, recordemos que por aquel entonces la iglesia apoyaba al pais colono y no al movimiento que promovía la independencia. De ahí que los fanaticos religiosos señalan con el dedo a San Martín por ser masón como si hubiera escupido al Papa,sin reparar en que San Martín ni ningun otro prócer insultaron a la iglesia sino que simplemente se opusieron a su interes colonizador y que gracias a esas logias de las cuales San Martín formaba parte América logra su independencia.
Otra acusación que cae sobre los hombros del Grl San Martín es la de la implementación de castigos fisicos hacia sus soldados como el estaqueo. Si nos remontamos a aquella epoca y de hecho a no mucho tiempo atrás el estaqueo era un metodo de castigo y penitencia hacia aquellos soldados que faltaban al deber,que se desacataban o que cometían algún acto de mala conducta. Ergo era más que lógico que San Martín debiera implementar ese tipo de castigos,más si tenemos en cuenta que se veía obligado a "domesticar"(si se me permite la expresión) a esclavos,indigenas y gauchos para formarlos como soldados.
Otros un poco más informados acusan a San Martín de querer una monarquia y es verdad! Y no estaba tan errado en lo que pretendía, volvamos a remontarnos al pensamiento de aquella epoca,quienes eran los más poderosos? Los imperios y las monarquias,no existia un estado democratico tal y como lo conocemos hoy en día. San Martín sabía que si Argentina,Chile y Perú no se unían para formar una monarquía pronto serían presa facil para cualquier imperio y ese era su concepto de Patria Grande, él quería una Patria fuerte, a quien nadie se atreviera a hacer frente,pero los intereses personales de Bolivar confrontaron con los de San Martín,ya que Bolivar había empezado a agarrarle el gusto al poder y al dinero que este conllevaba,dinero que en cambio San Martín nunca acepto, y eso vale de aclaración para aquellos que afirman que San Martín "se quedaba con vueltos" ,para todos ellos les convendría enterarse que San Martín jamás cobró siquiera su sueldo porque lo depositaba integro a la causa libertadora.
Por otro lado también se lo acusó de haber abandonado a su esposa e hija recién nacida,de serle infiel a Remedios con una mujer peruana, de haberse cegado con el poder en Perú al punto de no importarle volver a ver a su mujer que se estaba muriendo en Buenos Aires,miles fueron las calumnias que se han dicho sobre San Martín pero poco se habla de la terrible campaña difamatoria que San Martín y toda su familia debió afrontar, panfletos que empapelaban las calles de Argentina y Uruguay tratandolo d etraidor, de estafador y poniéndole precio a su cabeza,motivo por el cual San Martín tenía la entrada prohíbida a Buenos Aires,a tal punto que cuando pudo regresar debió hacerlo con una identidad falsa para que no lo mataran y poder despedirse de su difunta esposa y llevarse a su hija.
Muchos lo acusaron de traidor por no haberse quedado en la Argentina sin saber que aca lo buscaban para matarlo y que lo habían convertido en un ser indeseable.
San Martín amó su Patria con alma y vida,vida que le entregó con el mas absoluto desinterés,una Patria que le pagó con desprecio y desagradecimiento,y que se lo continua haciendo hasta el día de hoy.
Aún desde la distancia San Martín jamás sacó sus pensamientos de esta tierra,se preocupaba muchisimo por todo lo que aquí sucedia,al punto de ya anciano y sumamente enfermo le escribió a Rosas para prestarle servicio cuando nos bloquearon el puerto los franceses y británicos. Hasta el último suspiro llevó su sentimiento patriótico,donde ya visto cerca de la muerte sus últimas palabras fueran "Mercedes llévame a mis aposentos y tráeme mi bandera".
El último deseo del Padre de la Patria fue que sus restos descansaran en Buenos Aires,los argentinos se tomaron 30 años en cumplirle su deseo,tras la disputa de si debían o no aceptarlo en la catedral metropolitana por haber sido masón,aún así y en aquel momento mostraron su ingratitud,quitándole el derecho de ocupar el lugar en la nave central para ponerlo en su actual mausoleo ubicado hacia la derecha y dónde tras una excusa ridicula de espacio pusieron su feretro inclinado cabeza abajo(extrañamente un antiguo castigo de la iglesia hacia los masones) pero obviamente jamás se hicieron cargo de ello y sólo se remitieron a que era una cuestión de espacio.
Hoy a más de siglo y medio de su fallecimiento los restos de San Martín no logran descansar en paz entre tanto revisionista ridículo que se le antoja inventarle cosas para lograr fama y dinero. Triste...pero muy argento.

EL HUNDIMIENTO DEL BELGRANO


La tarde del 2 de mayo de 1982, el crucero ARA “General Belgrano” fue herido de muerte por un submarino nuclear inglés. Este es el relato de lo que pasó a bordo del buque cuando fue impactado a las 16:00 hs por dos torpedos, y a las 17:00, hora del hundimiento.

…Continuaba el fuerte viento y el pronóstico meteorológico era malo para las 12 horas siguientes. El rumbo era Oeste para llegar al área asignada, donde debían esperar nuevas órdenes. En ese momento el buque se sacudió violentamente. Una poderosa explosión seguida del cese inmediato de energía e iluminación paralizó a los 1.093 tripulantes.Y cuando parecía que el buque se elevaba por el aire, se produjo una segunda explosión proveniente de la popa, las consecuencias del primer impacto se vieron claramente desde el puente de comando cuando al caer la gran columna de agua, hierros y maderas, se descubrió la falta de 15 metros de buque. Quienes estaban en el comedor vieron que por un gran boquete abierto en el piso avanzó una bola de fuego. Los atravesados por ese aire abrasador sufrieron quemaduras en partes del cuerpo no cubiertas y las medias de nylon agravaron las consecuencias al derretirse sobre la piel. La reacción instintiva de cubrir la cara con las manos evitó quemadura en los ojos; no así en el cabello, orejas y dorso de las manos. Inmediatamente comenzó la inclinación a babor y un penetrante olor acre inundó el aire. Cesó la fuerza motriz y se apagaron las luces. La generación eléctrica de emergencia se inutilizó. Al estallar el primer torpedo en la sala de máquinas de popa (uno de los compartimientos más grandes del buque) se destruyeron todos los sistemas alternativos de emergencia.

EL ABANDONO
En su movimiento hacia las cubiertas altas, todos debieron sortear obstáculos de cualquier tipo como escalas rotas, puertas trabadas, chorros de vapor y petróleo, calor intenso, humo y gases, incendios e inundaciones, enclaustramiento y la oscuridad que complicaba más aún ese duro camino. En este complicado transitar, los haces de luz de las linternas fueron aportes fundamentales para marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Cada uno que llegaba a la cubierta exterior se dirigía a las estaciones de abandono asignadas. El buque tenía 72 balsas salvavidas, de las cuales 62 eran las necesarias; el resto eran de reserva. Las órdenes del comando les llegaban a los tripulantes a través de megáfonos de mano y se retransmitían gritando lo más alto posible. Una imagen retenida por muchos es la de aquellos hombres saliendo a cubierta exterior transportando sobre sus hombros a camaradas heridos y rescatados de aquel grave escenario interior. Los esfuerzos personales para poder superar esa situación límite significaron un verdadero sacrificio para todos los tripulantes. La escora aumentó un grado por minuto, por lo que ya se había llegado a los diez grados a babor. El casco se hundía con mayor incidencia de popa, debido a la gran entrada de agua al espacioso hangar y a la sala de máquinas. Como prevención se arrojaron las balsas al agua, que se abrieron automáticamente al caer. Quedaron flotando al costado, sujetas por las amarras. Los techos anaranjados de las balsas parecían un collar rodeando al buque para protegerlo. Se estabilizó la inclinación y con ello se creó la esperanza de que el buque se pudiera mantener más tiempo a flote. Por la rapidez de los sucesos, algunos llegaron a cubierta muy desabrigados y se los auxilió con lo que se tuvo a mano, como las mantas de lana de las camas que se usaron como ponchos. Quedó demostrado que no fueron pocos los que bajaron varias veces a las cubiertas inferiores para prestar ayuda o buscar a alguien. Nadie posible de ser socorrido quedó sin asistencia. Por el contrario, algunos dieron la vida por ofrecer esa maravillosa ayuda.La inclinación de 20 grados y el petróleo sobre la cubierta dificultaron el caminar de los tripulantes, y les fue necesario aferrarse a la estructura del buque o a sogas para no golpearse o caer al mar. Aparte de cuidarse a sí mismos, algunos debieron trasladarse con materiales como radios de emergencia, brújulas, elementos de situación astronómica o bolsas de sanidad. Un grupo llegó a tomarse de las manos para formar una barrera que protegiera a los heridos que podían rodar hacia la borda. El crucero pareció comprender que ya nada podía hacer por los hombres que tanto lo admiraban y como distendiendo sus músculos de acero, siguió recostándose. La situación tendió a agravarse y se llegó al punto de no retorno. Sólo faltaba la orden del comandante para abandonar el buque. La información que recibía el comandante de los hombres de control de averías sobre la progresión de la inclinación y apopamiento (anormal inclinación del buque hacia el extremo de popa) del buque le habían permitido demorar la orden de abandono durante un lapso que fue aprovechado para permitir desalojar el interior del buque y a los sanos ayudar a los heridos. Mientras tanto, los tripulantes se organizaron en los puestos de abandono tal como lo practicaron en tantos zafarranchos, sólo que ahora podría sobrevenir la orden del comandante para iniciar el abandono real.Los que estaban en la cubierta superior ignoraban en ese momento cuántos habían quedado en el interior, pero lo que nadie podía dudar era que los ausentes ya no estaban con vida, dado el nivel de inundación. Tanto para dar como para recibir ayuda, poco importó el cargo, grado o edad. Las balsas de babor estaban a nivel de la borda y los heridos graves se agruparon en ese lado para facilitar el trasbordo. Las balsas de estribor estaban estacionadas a varios metros abajo de la borda. Después de la tensa espera no se dio el milagro esperado y ya no quedó alternativa posible. Paradójicamente, la rápida inundación evitó que los incendios afectaran las santabárbaras y complicaran más la situación. Con palabras que seguramente ningún marino desearía pronunciar jamás, el comandante ordenó ”¡Abandonar el buque!”Los heridos fueron transbordados a las balsas en delicada maniobra mientras las escalas, redes, cabos de cáñamo o saltar sobre el techo reforzado, fueron variantes usadas para llegar a las balsas por quienesconservaban sus energías. Algunas embarcaciones pegadas al casco por estribor, encontraron que el viento les dificultaba despegarse y otras fueron arrastradas hacia la proa destruida; una de ellas terminó pinchándose con las astillas de acero y los ocupantes debieron tirarse al agua para llegar a otras balsas. En ese intento cada uno perdió más del 50% de la capacidad motora y la ayuda debió multiplicarse para izarlos a bordo casi inanimados. El movimiento provocado por las olas hizo imposible mantener amarradas entre si a las balsas y debieron cortarse rápidamente las sogas que las unían por grupos, a fin de evitar que se rompieran los flotadores. Esa misma marejada impidió la visión y comunicación entre las balsas. Algunas quedaron sobrecargadas con treinta personas y otras subocupadas con no más de tres. Con frases que parecían susurros, los tripulantes de las reducidas embarcaciones trataban de perder juntos el miedo a la muerte. La popa sumergida y la gran escora, anunciaban una vuelta campana del buque que podría formar un vacío y arrastrar al fondo del mar las balsas más cercanas. Ese riesgo aumentaba minuto a minuto. Gruesos chorros de vapor escapaban por las aberturas y muchos escucharon explosiones, posiblemente por el contacto del hierro caliente con los 0º C de temperatura del agua de mar. El lapso que una persona podía permanecer con vida en esas aguas no pasaba de cinco minutos. Cuando ya nada quedaba por hacer a bordo, ni por los hombres ni por el buque, el comandante se arrojó al agua. Previo a ello lo hizo un suboficial, que permaneció con el comandante hasta el último momento. Ambos nadaron hasta un grupo de balsas, que los aguardaba con el riesgo de ser absorbidas por el gran vacío que produciría el crucero al hundirse. En el crucero “Belgrano” o en el mar, quedaban sólo los cuerpos de los que ya no tenían ninguna necesidad temporal.La escora de 60 grados (inclinación lateral anormal) preanunciaba el hundimiento. Un denso humo blanco que salía del interior aumentó el dramático momento que se avecinaba. El rápido avance del anochecer y la disminución de visibilidad ayudaron a ocultar el fin de un gran buque. Ya nadie fuera de las balsas quedaba con vida. Las preocupaciones y problemas comenzaron a estar confinados dentro de cada pequeño recinto.La evolución de los heridos graves pasaba a convertirse en un desafío para quienes compartirían las horas futuras. Muchos ojos de esos hombres se nublaron por lágrimas de rabia, emoción, impotencia, tristeza o tributo, al ser testigos de los minutos finales del ARA “General Belgrano”. ¡La proa fue el último adiós! La nobleza en la vida de este gran buque también estuvo presente en ese instante. Esperó que se completara el abandono y, cuando las 9.000 toneladas de agua que embarcó en 60 minutos lo tumbaron definitivamente, giró con suavidad hacia las profundidades sin afectar ninguna de las balsas que lo rodeaban. “¡Viva la Patria! ¡Viva el Belgrano!” Esas fueron las voces que se escucharon en ese instante en muchas balsas. Allí no había público a quien conmover. Sólo estaban los protagonistas, un mar casi helado y un viento de temporal cuya virtud fue transportar esos gritos de amor.

RELATO DEL ÚLTIMO COMANDANTE DEL CRUCEROEL CAPITÁN DE NAVÍO HÉCTOR BONZO RELATÓ CÓMO FUE EL HUNDIMIENTO DEL CRUCERO, EL 2 DE MAYO DE 1982.

“La tarde del domingo 2 de mayo el Crucero ARA General Belgrano estaba navegando hacia una estación de espera -lugar donde recibiría la nueva misión- junto a los buques que integraban la escuadra (el Belgrano y los Destructores ARA Bouchard y ARA Piedrabuena). A bordo, subía al puente de comando. Pasé por el cifrario, donde recibían los mensajes en código y mediante claves que tenía el personal encargado de esas comunicaciones se traducía el mensaje. Salí de ahí, a dos cubiertas de la principal, subí la escalera hacia el puente de comando, y en ese momento -un minuto pasadas las cuatro de la tarde- se escuchó la explosión de un torpedo que había impactado en la mitad del buque.De inmediato pensé que habíamos sido torpedeados, se empezó a expandir por todo el buque un olor a ácido de algo explosivo. Se sentía ese olor, fuerte, penetrante, el buque frenó su avance y se levantó, es la sensación que tuve a bordo. El buque se escoró, sensación o realidad, se sintió. Inmediatamente empezó una inclinación a babor (lado izquierdo de una embarcación). Apenas llegué al puente de comando se produjo una segunda explosión; esa vez, le sacó 15 metros de proa al buque. Un chorro de agua altísimo se elevó y empezaron a caer restos de metal, de madera; afortunadamente cuando ocurrió no teníamos a nadie en ese lugar. La explosión se expandió, hizo un corte, como si fuera de una navaja, y se cayó la proa. Las comunicaciones estaban totalmente inútiles, destruidas. La única forma de comunicarme fue con un teléfono manual a la central de Control Averías. Ahí se canaliza todo lo relacionado con incendios, abandono, contaminación.El personal está preparado como si fueran los bomberos de abordo, y el corazón de esa función se ejerce en la central. Las personas especializadas en esa tarea permanecían ahí para informar al comandante la situación que se vivía. Una situación desconocida dado que en la cubierta principal de proa a popa, se veían chorros de petróleo, de vapor, con portas atrancadas por la gran flexión que padecía el buque durante los impactos. La central mantenía contacto para informarme la inclinación que tenía el crucero, se pudo conocer que fue de a un grado por minuto. En la velocidad que ocurrían las cosas cada hecho sucedía en instantes, apenas segundos entre un suceso y otro…Con el Capitán de Fragata Pedro Galazzi, segundo comandante del buque que estaba varias cubiertas abajo, la comunicación fue a viva voz, estaba con un megáfono en la mano, impartía órdenes, gritaba para hacerse oír para que la gente cumpliera las recomendaciones para realizar el abandono. La primera medida que dí fue tirar las balsas al agua, pero no el abandono, fue una previsión. Una escora de 10 grados en un buque es tremendo, uno se cae al agua, había petróleo en las cubiertas y además la gente, ¡todos estábamos con tensión! pero había una virtud extraordinaria en toda la dotación: No demostrarlo. Eso fue determinante para no entrar en pánico aunque todo el mundo sintió miedo. La gente sabía lo que tenía que hacer pero no se trató solo de eso…desde el momento en que zarpamos -16 de abril- se comenzó a vivir un espíritu de buque, un espíritu de cuerpo, de equipo que fomentó la solidaridad, camaradería, respeto, disciplina, es decir, la gente sabía lo que estaba en juego: tenía la motivación de la defensa de la patria en el mar. Eran personas normales con una dosis de principios fundamentales, de valores que habían renacido en ellos en una forma extrema. La ayuda de los hombres que venían de abajo trayendo en sus espaldas a heridos y quemados, me demostró que cuanto más demoraba el abandono, más gente podía rescatar.En un momento pareció detenerse la inclinación, me permitió pensar que el buque podía sostenerse más tiempo a flote, seguí demorando el abandono. El clima era tormentoso, tempestad, lluvia, frío, evidentemente íbamos a sufrir mucho. A las 16.23 ya no se podía aguantar más: si seguía la inclinación, el buque podía dar la vuelta campana, es decir, girar 180º y causar la pérdida de toda la dotación. Ya no había alternativa, el buque no podía salvarse, fue entonces que ordené el abandono, y todos, absolutamente todos los que estaban en cubierta esperaron esos 23 minutos hasta que dí la orden para arrojarse al agua. Un grupo de hombres se tomaron de las manos para que los heridos no se fueran rodando y cayeran al agua; de este tipo hay cientos de anécdotas que demuestran hasta dónde llegó la consideración, el apoyo mutuo, el desinterés personal. Quedó demostrado que la dotación tenía tanto interés en la supervivencia del que estaba al lado como de la propia. Se sacaban la ropa para dársela al que estaba desabrigado, otros hacían ponchos con las mantas…eso se fue consolidando y haciéndose carne en la tripulación con la ayuda de la motivación y del ejemplo, el hombre sabía que el que estaba más arriba no hacía algo si el de abajo no lo podía hacer.Se salvó el 75 % de la tripulación cuando en otros siniestros o accidentes alcanzaron el 25%. Todo estaba en contra: el viento, el frío, el temporal de esa noche, el resultado es tremendamente feliz aunque tuvimos que lamentar profundamente que 323 hombres desaparecieran. Valía la vida de los demás no la mía, como no le hubiera interesado a ninguno estando en mi lugar; lo único que pretendía era que mi gente estuviera a salvo, en las embarcaciones o en los botes.”El Capitán Bonzo estaba cortando unos cabos de balsas que estaban trincadas y no se soltaban, cuando el suboficial Barrionuevo le pegó el grito… “en esos últimos momentos eran tantas las preocupaciones que pasaban por este cuerpo y esta mente que lo que me esperaba a mí no me preocupaba. Si cuando estaba ahí el buque se daba vuelta y se hundía me iba con él…”La decisión del comandante del crucero nos acercó a este relato personal: “vivir fue asumir responsabilidad de acompañar a la gente, es seguir luchando por ellos, porque las responsabilidades no terminaron con el hundimiento y la realidad es que a lo largo de los años estuve al lado de la dotación y va a ser así hasta que Dios me llame. A casi 30 años nos seguimos reuniendo, abrazando. Ya no es una tragedia, es un hecho por el cual nos sentimos profundamente orgullosos Seguimos hablando de que el Belgrano vive, vive navegando, vive con sus hélices propulsándolo…

EL ESPIRITU MILITAR


Hay que tener muy en cuenta que todo aquello que se ama, aunque se lo sienta profundamente, debe ser abonado en forma permanente, tal y como hacemos con los seres que amamos. Allí, en primer lugar está la Patria, nuestra Institución, el elemento del que formamos parte y el grupo humano que nos toca integrar o comandar. Con ese objeto, en forma institucional se alientan todas las iniciativas que apunten a proporcionar un mayor calor y vida a las diversas organizaciones que integran la Institución. Entre ellas, podemos mencionar diversas y variadas formas de actividades de mantenimiento de la moral, que aún ejecutadas en los más bajos niveles de la conducción, contribuyen a unir al personal, a levantar los espíritus y a proporcionar la vida que deben irradiar hacia sus hombres y mujeres, para que estos retroalimenten a aquellas organizaciones. También se encuentran las Comisiones de las Armas, Especialidades, Servicios y Tropas Técnicas que colaboran con la conducción de la Fuerza a través de la realización de diversos eventos, tales como la celebración anual del día del Arma, organización de torneos deportivos y de carácter técnico profesional, etc. No podemos dejar de mencionar la forma en que el noble Servicio de Banda contribuye, con su música de marciales sones, a levantar la moral y el espíritu del soldado. ¿A quién no se le pone la piel de gallina con un profundo toque de Silencio o con una jubilosa Diana?

Todavía, a casi cuarenta años de haberlo experimentado recuerdo los días en que, siendo cadete, marchábamos al Salón de Actos del Colegio Militar de la Nación a escuchar los conciertos que nos ofrecía nuestra soberbia Banda de Música. Allí, el Maestro de Banda, vestido de especial y con su batuta en alto, presidía al numeroso conjunto de ejecutantes que dirigía. Al comenzar el concierto, normalmente como una forma de contribuir a aumentar los conocimientos de música clásica y popular del Cuerpo de Cadetes, ejecutaba una larga serie de melodías de uno y otro tipo. La masa de los cadetes participaba con cierta unción del acto, escuchando atentamente (algunos también aprovechando para recuperar horas de sueño perdidas). Normalmente una suerte de maestro de ceremonias, integrante de la Banda , anunciaba los temas a ejecutar, obteniendo, cuando de aquellos se trataba, una no muy entusiasta respuesta. Casi siempre, el hábil Maestro de Banda, reservaba la marcha del Colegio Militar de la Nación , San Lorenzo y otras de las más vibrantes y alegres del repertorio musical militar para el final. Aquí se generaba un estruendo de contrapuntos: las masculinas voces que, casi aullando, cantaban las canciones o estribillos de cada Arma. ¡Daba gusto entonces, ver y sentir una suerte de corriente que electrizaba a ese público hasta entonces adormilado, haciéndolo poner de pie y cantar a voz en cuello las piezas referidas! Cabría aquí reseñar, brevemente, la historia de esta marcha y sacar algunas conjeturas en cuanto a lo que determina en el hombre militar el escuchar los sones de una banda ejecutando una marcha como la de San Lorenzo. Veamos un poco:

Corrían los primeros años de este siglo. La localidad de San Lorenzo, Provincia de Santa Fe, escenario del bautismo de fuego del glorioso Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín”, se preparaba para homenajear a un ilustre militar argentino, el General D Pablo Riccheri, oriundo del mismo pueblo, y por entonces brillante Ministro de Guerra. Desde varios años antes, Cayetano Silva, un humilde negro uruguayo hijo de esclavos, compositor y veterano de las guerras que ensombrecieron nuestro horizonte nacional de fines del siglo, esperaba con ansiedad un momento especial. Deseaba presentar en forma pública una composición musical militar que lo había mantenido ocupado desde varios años atrás. La ocasión se presentó junto con el evento para el que se preparaba el pueblito santafesino, el 30 de octubre de 1902. Cayetano se había esmerado en pulir especialmente los acordes musicales, tratando de imprimirle una vibrante marcialidad. El acto se celebró con toda la típica pompa pueblerina. La ejecución de la marcha no solamente entusiasmó y emocionó a los circunstantes, sino que el director tuvo que repetirla varias veces. Tal fue la forma en que llegó a los corazones de la ciudadanía presente y a los de muchos veteranos de rostros curtidos, haciendo resbalarles gruesas lágrimas de emoción.

La marcha fue de inmediato incorporada al repertorio de ese nuestro Ejército que estaba, junto con el resto de la Nación toda, levantándose ante los ojos del mundo como una institución modelo al servicio de una joven, pujante y vigorosa República. Sus notas, seis años más tarde, fueron acompañadas de una letra de inspiradas estrofas, compuestas por Carlos Javier Benielli. Así, se convirtió en un clásico de los desfiles militares, las retretas en las plazas públicas y en todos los cuarteles del Ejército y la Armada. Pero no está sólo en la referencia a su origen lo curioso de esta nota, sino en otros aspectos que tal vez no sean del conocimiento de todos nuestros lectores. Al escucharse casualmente en Alemania, fue tal el entusiasmo que despertó en sus autoridades y pueblo, que nuestro gobierno decidió donarla al Ejército Imperial Alemán. Recordemos que por entonces, el nuestro era objeto de una gran influencia por parte de aquel. Ésta se observaba en las actividades de intercambio, la presencia de instructores alemanes, cursantes argentinos en Alemania, compra de armamentos, etc. El gobierno alemán correspondió al noble gesto argentino obsequiándonos una marcha de gran sentimiento en nuestro repertorio: “Viejos Camaradas”.

Pero lo relatado no es todo. Esta hermosa pieza musical, compuesta por un humilde mulato, fue la que ejecutó la tropa invasora alemana cuando desfiló bajo el Arco del Triunfo, a su entrada en París en plena IIda Guerra Mundial, guiada por el ideal de imponer la “superioridad” de la raza aria. Y no termina allí el anecdotario. También fue ejecutada en la coronación del rey Jorge V, en Inglaterra, siendo desde entonces una marcha oficial británica. Alemanes e ingleses, enemigos irreconciliables durante mucho tiempo la han considerado (y consideran), incomparable. Juzgan, tal como lo hacemos nosotros, que jamás marcha alguna pudo describir tan acertada, y patéticamente, una batalla... Y el resto de la historia ya la conocemos ¿No es una gran paradoja? Pero no son sólo estas las manifestaciones del Espíritu Militar, ni tampoco las más salientes. Cabría agregar también, la forma en que ese espíritu se muestra en toda su magnitud, en actos o ceremonias especiales como la Jura de la Bandera , desfiles para fechas patrias y otros tipos de eventos semejantes. Quedaría por mencionar también la forma en que fórmulas, lemas, dichos, motes, brindis, rítmicos cantos de combate y otras exteriorizaciones semejantes iluminan transpirados y cansados rostros, aún luego de las más duras faenas de instrucción. Entre las más conocidas, podemos citar:

• La fórmula clásica del Juramento a la Bandera : ...Soldados, ¿Juráis a la Patria seguir constantemente a su Bandera y defenderla hasta perder la vida? Y la respuesta incontenible, estentórea, única del ¡Sí, Juro! • El reclamo de subordinación: ¡Subordinación y Valor!, contestado igualmente por un explosivo ¡Para defender a la Patria! • El lema institucional característico: Ejército Argentino. Nació con la Patria en Mayo de 1810 . • Los lemas tradicionales y característicos, tales como: • La montaña nos une (Montañeses). • ¡Dios y Patria o Muerte! (Comandos). • Con el cuerpo confiado en la tela, puesta el alma en las manos de Dios (Paracaidistas). • ¡Paracaidistas! ¡Siempre! • Rodillas negras (Tropas de monte, particularmente las integrantes del RI Mte 28 “TENIENTE CORONEL JUANA AZURDUY”.

... y tantos otros, que acompañan brindis, adornan estandartes y escudos, se pronuncian en arengas, se cantan durante las marchas al regreso de instrucción, aparecen en carteles en las entradas de cuarteles y diversas instalaciones, simbolizando el Espíritu Militar que sienten quienes los ostentan o pronuncian. Veamos, por ejemplo, cómo simples gestos o actitudes que se pueden tener durante un brindis, vuelcan una desbordante demostración de espíritu militar.
El Espíritu militar, a través de muchas exteriorizaciones de las que hemos relatado sólo algunos ejemplos, viene a ser en definitiva, el alma de las tropas. Sin él, un soldado, al decir del pensador militar francés André Gavet, sólo sería un “portagalones”. Sin él, las organizaciones militares se verían resumidas a simples cuerpos dotados de vida pero sin razón de ser, carentes del idealismo que arrastra, que empuja y anima desde ésta y no sólo desde el músculo. Combatientes que en nombre de valores como el profesionalismo, el tecnicismo u otros, se asemejarían más a bandas de mercenarios que a verdaderos centuriones, orgullosos de formar las legiones que defienden un ideal, una causa, un suelo, y el alma de un pueblo. Al respecto, Don José Ortega y Gasset, nos refiere desde su obra “España Invertebrada”:
“Un pueblo debe sentir su honor vinculado a su ejército no por ser el instrumento con que puede castigar las ofensas que otra nación le infiera; éste es un honor externo, vano, hacia fuera. Lo importante es que el pueblo advierta que el grado de perfección de su ejército mide con pasmosaexactitud los quilates de la moralidad y vitalidad nacionales.”