viernes, 3 de febrero de 2012

ORIGEN DE LA ESCARAPELA ARGENTINA


El origen de los colores de la escarapela y las razones por las que fueron elegidos para simbolizar a la Patria no pueden establecerse con precisión.
Entre muchas versiones, una afirma que los colores blanco y celeste fueron adoptados por primera vez durante las invasiones inglesas (1806-1807) por los Patricios, el primer cuerpo de milicia urbana del Río de la Plata y que luego empezaron a popularizarse entre los nativos. Se dice también que la escarapela argentina fue utilizada por primera vez por un grupo de damas de Buenos Aires al presentarse a una entrevista con el entonces coronel Cornelio de Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, el 19 de mayo de 1810.
Lo cierto es que el 13 de febrero de 1812 Manuel Belgrano -mediante una nota- solicitó al Triunvirato que se fije el uso de la escarapela nacional. Belgrano no vio el cielo celeste y las nubes blancas, y en esto se inspiró para crear la bandera nacional.
Se fundaba en que los cuerpos del ejército usaban escarapelas de distintos colores y que era necesario uniformarlos a todos, puesto que defendían la misma causa. El 18 de febrero de ese año, el Gobierno resolvió reconocer la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata con los colores blanco y azul celeste.
Entusiasmado con la medida, Belgrano diseñó una bandera con los mismos colores y la hizo jurar el 27 de febrero. Ese mismo día, el Triunvirato ordenó a Belgrano hacerse cargo del Ejército del Norte, desmoralizado después de la derrota de Huaqui. El general emprendió la marcha al norte de inmediato y, por esta razón, no se enteró del rotundo rechazo del gobierno a la nueva bandera.
Ese 27 de febrero de 1812 Belgrano inauguró las baterías Libertad e Independencia e informó al Gobierno: “Siendo preciso enarbolar la bandera, y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional”.
Los colores nacionales se usaron en la Argentina desde 1811, en la escarapela famosa erróneamente atribuida a la distribución de French y Beruti del año anterior. Provenían de los colores borbónicos, de la casa de Fernando VII (rey ausente de España). La escarapela blanca y celeste ya había sido utilizada por Pueyrredón y otros camaradas durante las Invasiones Inglesas. La escarapela es creada por decreto el 18 de febrero de 1812.
Institución del Día de la Escarapela Nacional
La fiesta de la escarapela fue autorizada por el Consejo Nacional de Educación con fecha 13 de mayo de 1935 (Expte. 9602-9º-935), sobre una iniciativa de la directora de la entonces Esc. 4 del C. E. 9º, profesora Carmen Cabrera, y los profesores Benito A. Favre y Antonio Ardissono, director y vicedirector, respectivamente, de la Esc. 11 del mismo Distrito, quienes, con el asesoramiento de la Inspección de Labores, resolvieron constituirse en comisión para celebrar la fiesta de la escarapela el día 20 de mayo. El C. N. de Educación autorizó la celebración de la fiesta, pero, si establecer razones, el día 18 en lugar del día 20. Por resolución del 4 de abril de 1941 (Expte. 33193-1º-940) instituyó el 18 como Día de la escarapela, estableciendo, además, que el acto debía realizarse en una de las escuelas de cada distrito con concurrencia de delegaciones de 4º y 6º grados y 4ª y 5ª secciones.
Por el “Calendario Escolar” del año 1951 (Res. del Ministerio de Educación, 8 de enero de 1951, Expte. 294282/950), se fijó el 19 de mayo como Día de la Escarapela. Esta disposición se fundó en las consideraciones (episodio de los rebozos celestes ribeteados con cintas blancas con que, en ese día, se adornaron las damas porteñas) formuladas por la Comisión de Antecedentes de los Símbolos Nacionales, publicadas en el folleto “French y la divisa de Mayo”, editado por el Círculo Militar de 1941. Pero esta celebración se limitaba a una anotación en la Cartelera de Efemérides (Forma IV). Desde entonces la celebración ha experimentado diversas alternativas.  El Consejo Nacional de Educación, por resolución del 12 de mayo de 1960 (Expte. 12515/960), resolvió restituir la celebración según los términos de la disposición del 4 de abril de 1941