viernes, 3 de febrero de 2012

JUAN FACUNDO QUIROGA

Juan Facundo Quiroga nació en el año 1778, en San Antonio, un caserío situado al pie de la sierra de Los Llanos, en la provincia de La Rioja, de allí verosímilmente su apodo “El Tigre de Los Llanos”, sus padres fueron: José Prudencio Quiroga (hacendado, ganadero), y su madre Juana Rosa de Argañarás.A los dieciséis años comenzó a trabajar en la conducción de los arreos de su padre, a los veinte se encargó de la administración de los bienes familiares. Su pasión por el juego, que lo dominará toda la vida, lo llevó a perder una importante suma de dinero perteneciente a su padre. Éste fue por varios años capitán de las milicias de la Comarca, y su hijo empezó su carrera militar heredando el cargo, esto ocurrió en 1816, cuando Facundo tenía 28 años. Fue así que abandonó el seno materno y se alistó en el contingente de doscientos hombres que formara el comandante de la Frontera Sur de Mendoza, Manuel Corvalán.Un día partió con reclutas en dirección a Buenos Aires, donde fue destinado al Regimiento de Granaderos a Caballo, siempre guardó una particular admiración y consideración por el General José de San Martín.En 1817 terminaron la andanzas juveniles de Quiroga, ya Capitán de las milicias de Los Llanos, contrae matrimonio, y se dedica a las tares rurales. Sus cualidades, su personalidad, sus aventuras juveniles, su cargo lo habían convertido en un hombre importante dentro de la política provincial.El 31 de enero de 1818 en La Gaceta de Buenos Aires, publicó un Decreto por orden de Pueyredon, reconociéndole Benemérito de la Patria. En diciembre de 1818 se dirigió a Córdoba y a fines de enero de 1819 se dirigió a San Luis. Allí es detenido por orden del gobernador.Las facciones oligárquicas que pugnaban por el poder en La Rioja lo halagan y lo llaman para contar con el apoyo del Cuerpo de “Llanista” que comandaba. Así, contribuye a deponer al gobernador Ocampo y a instalar a Dávila, que derrocará dos años después. Para esa época había reforzado sus milicias con una parte del batallón de cazadores de Los Andes, que venían de San Juan sublevados, y al que derrotó quedándose con parte del contingente.En diciembre de 1824, en Buenos Aires abrió sus sesiones el Congreso Constituyente. El 15 de agosto de ese año se fundó en La Rioja el Banco y Casa de la Moneda, del cual el Capitán era accionista principal. En 1825 llegó a Buenos Aires Bernardino Rivadavia, quien había fundado en Londres la River Plate Mininy Association que explotaba las minas de La Rioja. Ésta provincia, su gente y Quiroga muy especialmente se pronunciaron en contra del Congreso y de Rivadavia.El 18 de septiembre de 1826 La Legislatura Riojana decidió no reconocer la presidencia de Rivadavia ni las leyes emanadas del Congreso. En mayo de ese año se movilizó contra Paz en Córdoba y fue derrotado en la Tablada (Córdoba), el 23 de junio de 1829. La derrota fue festejada en los círculos gubernistas de La Rioja. De regreso en su provincia, Quiroga hizo fusilar, el 19 de julio, a Inocencio del Corral y sus dos hijos, quienes eran los que más se habían caracterizados en sus burlas para con el derrotado.Quiroga no deseaba seguir la guerra. El 10 de enero de 1830 le escribió a Paz desde Mendoza una carta que tenia la primera declaración a favor de la Organización Nacional. A pesar de todo, seguía la guerra y volvió a enfrentarse a Paz en Oncativo (Córdoba), siendo su ejército destrozado el 25 de febrero de 1830. Luego se dirigió a Buenos Aires, donde fue recibido como triunfador.En enero de 1831 los gobernadores de Buenos Aires, Santa Fe, y Entre Ríos firmaron el “Pacto Federal”, que expresaba el propósito de construir la Nación bajo el sistema que desean los pueblos. Para ello la única fuerza adversa que había que desaparecer era Paz. Esta será la misión de Quiroga.El 18 de diciembre de 1832 los gobernadores de Mendoza y San Juan designaron a Quiroga director de la guerra contra los indios que azotaban sus fronteras.Rosas por Buenos Aires y López por Santa Fe armaron lentamente sus tropas y avanzaron sobre Córdoba. Facundo, en Buenos Aires, recluta un centenar de voluntarios y unos doscientos forajidos extraídos de las cárceles y comisarías de campaña que formaron La División Auxiliares de Los Andes. Al pasar por Santa Fe dice: “si salgo de Santa Fe, no temo por lo demás”.La noticia increíble llega a Mendoza: Paz ha caído prisionero de López. Si bien Facundo reconquistó su influencia en el panorama nacional, no esta contento. La suerte le permitió a López quedarse con Córdoba, cuando en justicia la provincia debería haber ingresado al sistema de las adictas a Quiroga. Pronto gobernaron allí los Reynafe, clan arribista protegido por santafecinos. Los amigos de Quiroga serán sordamente hostilizados. Además, Facundo se entera que López se quedó con su caballo (por el que sentía una increíble debilidad) al apoderarse del botín del ejército vencido.En 1834 emprende un viaje al norte. Había estallado una guerra local entre Salta y Tucumán. El cogobierno de Buenos Aires le pide a Quiroga que intervenga como mediador en el conflicto. Rosas se suma al pedido y Facundo acepta pese a su enfermedad.En nochebuena llega a Córdoba. No quiere quedarse y poco más de dos semanas más tarde llega a Santiago del Estero. Antes de arribar se entera que la guerra entre Salta y Tucumán ha terminado, pero su viaje no ha de ser inútil. Durante el mes de enero se reúnen, en Santiago del Estero y bajo su presidencia, los representantes de las provincias del norte y convienen oponerse a todo tipo de segregación de Jujuy, factor oculto de esta guerrilla local que debía mediar Quiroga. En vísperas de su regreso alcanza a recoger algunos rumores sobre extraños movimientos de los Reynafe: vagos planes para matarlo que la rapidez de su viaje habían frustrado.Quiroga sabía que los gobernantes de Córdoba lo odiaban. El 13 de febrero de 1835 parte de Santiago del Estero. El pueblo le avisa en cada Posta del peligro que lo aguarda apenas cruce el límite de Córdoba, el ciego empecinamiento del General, su negativa a desviarse y a aceptar una escolta, la espera de la partida de asesinos en las solitarias breñas de Barranca Yaco.Una patrulla al comando de Santos Pérez, persona de confianza de los Reynafé, al mediodía lo voltea de un pistoletazo en el ojo y después recarga el cuerpo, ya exánime de tajos y puntazos. Su temeridad inconciente llevó al General a la muerte, en Barranca Yaco, Córdoba, el 16 de febrero de 1835.Sus ultimas palabras de despedida fueron: “Si salgo bien, volveré; y sino ¡Adiós para siempre!”Las nueve cruces simbolizan las nueve víctimas que fallecieron junto a Facundo Quiroga. Lo acompañaban su Secretario, el Dr. José Santos Ortiz, el Correo José Ma Luegues, y un puñado de gauchos leales. En la Posta de Ojo de Agua, se había sumado un pequeño postillón de escasos doce años, llamado José Basualdo; quien fue el único sobreviviente del feroz ataque, planchándose en el techo del carruaje. Minutos más tarde es descubierto por Santos Pérez, quien procede a detenerlo, para luego ponerlo boca arriba y, sosteniéndolo con un pie, procede a degollarlo, ante el llanto y el grito desgarrador del pequeño.