Belgrano
es el creador de la bandera “azul y blanca” y no la “celeste y blanca” que
impusieron Sarmiento y Mitre. La bandera, creada en Rosario el 27 de
febrero de 1812 por Belgrano inspirada en la escarapela azul-celeste del Triunvirato,
debido al color de la heráldica, que no es azul-turquí ni celeste sino el que
conocemos como azul. Nada tuvo que ver el color del cielo con que nos
quisieron convencer. El Congreso sancionó la ley de banderas el 25 de
enero de 1818 estableciendo que la insignia nacional estaría formada por “los
dos colores blanco y azul en el modo y la forma hasta ahora acostumbrados”.
Tampoco
fueron “celeste y blanca” las cintas que distinguieron a los patriotas del 22
de mayo, sino que eran solamente blancas o “argentino” que en la heráldica
simboliza “la plata”. Fueron solamente blancas. La cinta azul se
agregó como distintivo del Regimiento de Patricios. Pero tampoco era celeste,
sino tomados del azul y blanco del escudo de Buenos Aires.
Azul y
blanca fue la bandera que flameó en el fuerte de Buenos Aires, en la Batalla de
Ituzaingó durante la guerra con Brasil, y en la guerra del Paraguay. En
1813, José Gervasio de Artigas le agregaría una franja colorada (punzó) cruzada
para distinguirse de Buenos Aires sin desplazar la “azul y blanca”. La
bandera cruzada fue usada en Entre Ríos y Corrientes. La cinta punzó fue
adoptada por los Federales, mientras los Unitarios, para distinguirse, usaron
una cinta celeste, y no el azul de la bandera. Cuando Lavalle inició la
invasión “libertadora” contra su patria (apoyado y financiado por Francia)
también uso la bandera “celeste y blanca” para distinguirla de la nacional. …..
“ni siquiera enarbolaron (los libertadores) el pabellón nacional azul y blanco,
sino el estandarte de la rebelión y la anarquía celeste y blanco para que fuese
más ominosa su invasión en alianza con el enemigo” (Coronel salteño Miguel
Otero en carta Rufino Guido, hermano de Tomas Guido, el 22 de octubre de 1872.
Memorias. ed. 1946, pág. 165).
Juan Manuel
de Rosas, para evitar que al desteñirse por el sol, se confundiera con la del
enemigo, la oscurece más, llevándola a un azul-turquí. ¿Por qué Rosas eligió el
azul turquí? Por varias razones: porque el “azul real” es más noble y
resiste por más tiempo, al sol, a la lluvia, etc. Rosas pensó que el
color argentino era el azul, porque así lo estableció el decreto de la bandera
nacional y de guerra del 25 de febrero 1818, y también porque el celeste
siempre fue el color preferido de liberales y masones. Fue la bandera
que, sin modificarse la ley flameó en el fuerte, en la campaña al desierto
(1833 – 1834) en el Combate de la Vuelta de Obligado y en Batalla de la
Angostura del Quebracho (1845 – 1846), y la misma que fue saludada en
desagravio por el imperio ingles con 21 cañonazos.
El 23
de marzo de 1846 Rosas le escribió al encargado de la Guardia del Monte,
diciéndole que se le remitiría una bandera para los días de fiesta, agregando
que “…Sus colores son blanco y azul oscuro con un sol colorado en el centro y
en los extremos el gorro punzo de la libertad. Esta es la bandera
Nacional por la ley vigente. El color celeste ha sido arbitrariamente y
sin ninguna fuerza de Ley Nacional, introducido por las maldades de los
unitarios. Se le ha agregado el letrero de ¡Viva la Federación! ¡Vivan
los Federales Mueran los Unitarios!”. La misma bandera se izó en el
Fuerte de Bs. As. el 13 de abril de 1836 al celebrarse el segundo aniversario
del regreso de Rosas al poder. La misma bandera que Urquiza le regala a Andrés
Lamas y que hoy se conserva en el Museo Histórico Nacional de Montevideo.
Rosas,
quiso que las provincias usaran la misma bandera y evitaran el celeste, y con
ese propósito mantuvo correspondencia, entre otros, con Felipe Ibarra,
gobernador de Santiago del Estero, entre abril y julio de 1836. “Por este
motivo debo decir a V. que tampoco hay ley ni disposición alguna que prescriba
el color celeste para la bandera nacional como aun se cree en ciertos pueblos.”
(José Luis Busaniche) “El color verdadero de ella porque está ordenado y en
vigencia hasta la promulgación del código nacional que determinará el que ha de
ser permanente es el azul turquí y blanco, muy distinto del celeste.” Y
le recordó que las enseñas nacionales que llevó a las pampas y la del Fuerte,
tenían los mismos colores, y que las mismas banderas para las tropas fueron
bendecidas y juradas en Buenos Aires.
Rosas
usó la azul y blanco y le adicionó cuatro gorros frigios en sus extremos, según
Pedro de Angelis, en honor a los cuatro acontecimientos que dieron nacimiento a
la Confederación Argentina: el tratado del Pilar del 23 de febrero de 1820 (que
adoptó el sistema Federal), el Tratado del Cuadrilátero (de amistad y unión
entre Bs. As y las provincias), la Ley Fundamental de 23 de enero de 1825 (que
encargó a Bs. As. las relaciones exteriores y la guerra) , y el Pacto Federal
del 4 de enero de 1831 (creación de la Confederación, a la que se adherían las
provincias).
Derrocado
Juan Manuel de Rosas, Sarmiento adopta el celeste unitario en vez del azul de
la bandera nacional. En su “Discurso a la Bandera” al inaugurar el monumento a
Belgrano el 24 de septiembre de 1873 señaló a la enseña de la Confederación
como un invento de bárbaros, tiranos y traidores, y en su Oración a la Bandera
de 1870, denigra la “blanca y negra” del Combate de la Vuelta de Obligado
diciendo además que “la bandera blanca y celeste ¡Dios sea loado! no fue atada
jamás al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra”.
Mitre
se basa en el “celeste” basándose entre otros argumentos en un óleo de San
Martín hecho en 1828, como si el color adoptado por un artista fuera argumento
suficiente. El general Espejo, compañero de San Martín, en 1878 publicaba
sus Memorias y recordaba como azul el color original de la bandera de los Andes
conservada desteñida en Mendoza. Pero Mitre lo atribuyó a una “disminuida
memoria del veterano”.
En
1908, ante la confusión existente y a pedido de la Comisión del Centenario, se
estableció el color azul de la ley 1818 para la confección de banderas.
Sin embargo, siguió empleándose el celeste y blanco, en lugar del la gloriosa
“azul y blanca” La misma bandera que acompaño a San Martín en su gloriosa
gesta y la misma que acompaño los restos del propio Juan Manuel de Rosas en
Southampton.