viernes, 3 de febrero de 2012

LA NACION DESINTEGRADA


La "Republicana Representativa y Federal" que nos legaron la generación 1837 y los Constituyentes de 1853-60, ha desaparecido; no existe más. Y con ella, la "limitación del poder", genialmente establecida mediante la efectiva vigencia de los “principios, derechos y garantías” en los 35 primeros artículos de la Constitución Fundadora, aún vigentes pero ignorados. El olvido de tales derechos personales de cada uno -para que no se olviden de ninguno- ha conducido a la limitación de los poderes, y a la inseguridad jurídica y por lo tanto al caos y confusión integral que padece nuestro país, ante el asombro del mundo, que se pregunta: ¿cómo pudo llegar un país tan rico, a una pobreza tan extrema?

Camino al abismo Lamentablemente, el origen de la crisis ha sido una concepción política de partidos y dirigentes peligrosamente equivocada, según la cual “la política debe estar por sobre la seguridad jurídica, la economía y la moral”. Esto conduce necesariamente a una lucha política, primero internamente dentro de cada partido y luego entre partidos, para “manejar la sociedad desde el poder”. Así se abrió el cauce al “canibalismo político” a que asistimos, antítesis de los principios y límites establecidos en nuestra Carta Magna, que nos hizo una vez respetados y respetables.

Y todo lo cual nos conduce al Dr. Antonio Bermejo, presidente de la Corte Suprema de Justicia, el mejor del siglo XX y tal vez desde 1853-60, en un caso de inconstitucionalidad de la Ley de Alquileres de 1921. Fueron memorables sus palabras:

"El gobierno de la Nación Argentina está regido por una Constitución ESCRITA que ha RECONOCIDO los derechos individuales preexistentes a ella, como inherentes a la personalidad humana; ha organizado los diversos poderes y ha deslindado sus atribuciones fijando límites a su ejercicio y los medios para que esos límites no sean sobrepasados. Y la garantía de la inviolabilidad de la propiedad, tanto como de la seguridad jurídica PERSONAL contra los avances de los gobiernos, es la esencia de la sociedad civil, que puede ser considerada el alma del organismo institucional de la Nación”.

Derechos civiles El Dr. Bermejo destaca que los derechos civiles son anteriores al Estado.

Este no los crea, ni la Constitución tampoco, sino que los RECONOCE. Y esos derechos civiles son el alma, la esencia misma de la justicia y de la seguridad jurídica, sin la cual no hay economía, ni moral, ni progreso ni creciente empleo con mayor salario real.

Así llegamos a la Revolución del 30 y a los gobiernos de Justo y Castillo, con turbulencias, hasta 1943-46, cuando aún la República se encontraba a la cabeza de Latinoamérica y entre los siete primeros países del mundo, mientras la II Guerra Mundial tocaba a su fin. En ese momento (1946) las naciones triunfadoras condenaron las pseudo instituciones nazis, fascistas, corporativistas, etc., cuyos desvaríos habían costado 60 millones de muertos.

Y, ¡oh, asombro!, en el mismo año el gobierno electo en La Argentina adoptó ese régimen execrado en los países del mundo civilizado. Este “nuevo régimen” fue materializado por el fundador del peronismo, en la parodia de Juicio Político a la Suprema Corte y con el cambio de la Constitución de 1949, en cuyo artículo 40 estuvo contenido todo el dirigismo e intervencionismo que desintegró al país. Así se sustituyó “la limitación del poder” por el “manejo de la sociedad desde el poder”.

También en 1949 Moisés Lebenhson en la reforma de Avellaneda, introduce las modificaciones para que asimismo el radicalismo pudiera adoptar la demagogia en su lucha por el poder. Así los dos partidos más numerosos coincidieron en el "camino a la servidumbre" (von Hayek). En 1973 tuvimos a "Campora al gobierno, Perón al poder", a la muerte de este último asumió la presidencia María Estela M. de Perón, etc. Abreviando, se llega a 1983, "al retorno de la democracia", pero -al contrario de lo que prometía el Presidente Alfonsín- con la cual "no se come ni se educa ni se cura"; además condujo al país a la hiperinflación, la cual licuó los ahorros de varias generaciones, y nos dejó sin capitales. Inició el proceso de reemplazar la Constitución de 1853 por una semiparlamentaria y concretó el pacto de dos y la reforma de 1994 con un injerto de régimen semiparlamentario, que permitió la reelección presidencial de Carlos Menem.

Y así llegamos al Plan Bonex de 1989 -una cuchillada al derecho de propiedad y otros-, en el 91 con Cavallo llegamos a la convertibilidad y luego ya estamos en nuestros últimos años, los gobiernos de De la Rúa, de Rodríguez Saá y el actual Gobierno. El caos que se agrava ininterrumpidamente no sólo consiste en el “corralito”, sino en el “corralón integral”, que nos dejó sin instituciones y con gobiernos que hacen la ley (o el decreto de necesidad y urgencia) a su antojo. Las “normas” cambian constantemente. Por eso hay que, antes que nada, volver a los principios, derechos y garantías que limitan al poder. Recién entonces tal vez vengan las ayudas económicas, tan desesperadamente requeridas por el gobierno. Pues el Tesoro de los EE.UU., el FMI y el Banco Mundial están esperando a que se logre el acuerdo con los gobernadores (que no está en la Constitución) y que se apruebe el presupuesto, como requisitos previos para considerar una ayuda económica. Se necesita un plan económico sustentable. El “actual conjunto de medidas incompatibles entre sí”, constituyen la definición de una sociedad no organizada (Secretario del Tesoro O’Neill, el viernes 22/02/02). El sábado 23 el Presidente Duhalde declaró el default (no pago) interno. “No hay más dinero para pagar los sueldos a estatales”, ello se hará de acuerdo con la recaudación. “Estamos en estado de pre-anarquía”, dijo el Presidente, y agregó “con 16 millones de pobres en el país”creo que los siniestros capítulos posteriorres de nuestra presidencia todos los recordamos ,ya que hasta nuestros días hemos estado viviendo en una paradojica y cuasi imposible nomenclatura de "dictadura democrática"...democrática????..mmm bueno así les gusta llamarla...

En verdad, lo que impuso el peronismo en 1946 y el radicalismo incorporó (Moisés Lebenhson) en 1949, terminó en este desastre con Alfonsín, Menem y Duhalde.y los terroristas K. Basta de subterfugios, “el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones” (en el mejor de los casos).

En suma, primero hay que tomar las medidas idóneas para lograr la confianza, aquí dentro, para lo cual no hay que inventar nada, sino aplicar la Constitución de 1853-60 sin ningún aditamento; pues está probado que los actuales “actores”, en la presente confusión, están totalmente incapacitados para “mejorarla”. Sólo así será viable la recuperación de la seguridad y la confianza. Recién entonces podremos aspirar a la ayuda exterior, cuando los potenciales inversores externos constaten que los cambios son reales, eficaces, permanentes y de acuerdo con las probadas enseñanzas de Occidente (Escuela Austríaca). Sólo así los “cacerolazos” habrán encontrado su objetivo ulterior y resultarán innecesarios.


Eso es lo que hoy, imprescindiblemente, todos deben contribuir a esclarecer, para poder salir de este valle abismal: sólo con la Constitución de 1853-60 porque está basada en los derechos civiles (de los civiles), en la igualdad de todos ante la ley, en la limitación del poder y en la libertad en los distintos campos de la actividad humana. En la vida en libertad y, sintetizando al máximo: en la libertad, que es un acto de fe en Dios y en su obra (F. Bastiat). De lo contrario, como decía Erhardt, Ministro de Economía de Adenauer al término de la aventura nazi: “Si no quieren hacerlo, tendrán que padecerlo”

Creo que hay que comenzar denunciando la errónea concepción política de partidos y dirigentes (no sólo políticos) que conduce a la lucha y al canibalismo político, que es prolijamente opuesto a la esencia de la Constitución Alberdiana de 1853-60, basada en los derechos (de los civiles, de la gente), en la igualdad ante la Ley, en la limitación del poder por aquellos derechos individuales, y en la libertad de cada uno en los distintos campos de la actividad humana (jurídico, económico y político).

Por ello los nuevos partidos políticos -en formación-, cada vez más, no deben olvidar que ingresan a un ámbito político, prolijamente rechazado aquí y en el mundo.

Y lo que es muy importante hoy, estimo, es que hay varios otros partidos en formación (la Sra. Bullrich hoy inicia campaña, López Murphy idem, hay varias ONG, la Comisión de la Concertación, con representantes de la Iglesia, de las Naciones Unidas y de la CGT); todos ellos tengan probablemente buenas intenciones, pero sus nuevos afiliados aspirarán a engrosar sus filas para competir por el poder, con procedimientos “tradicionales” (vicios incluidos). Y ahí comienzan las divisiones.

Sé que los que están aquí reunidos lejos están de caer en ese error, pero cuando se comience a juntar más firmas y a encolumnar nuevos afiliados, estos últimos sí pueden caer en el error de crecer en número de cualquier manera, con lo que -como acabamos de decir- comienzan los sacudones y dificultades.

Por eso insisto en la denuncia, el yo acuso mencionado más arriba (concepción política equivocada), para que todos sepan que no se quiere repetir -nuevamente- la "hiperdocencia al revés" de los últimos setenta años.

Por eso, hay que volver a la sabia Constitución Fundadora de 1853-60, que es la única solución para comenzar a repechar la cuesta, mediante una reforma constitucional cumpliendo con el art. 30 de aquella en el cual el Congreso debería establecer como necesidad de la reforma exclusivamente lo siguiente: “queda en vigor la Constitución de 1853-60, sin reformas ni agregados”. Lógicamente, siempre que en forma simultánea se lleven a cabo todas las desregulaciones pendientes, características del marco institucional indispensable para que pueda funcionar el Estado de Derecho y la Economía de Libre Mercado, que hoy exige la sociedad moderna (como, por ejemplo, desregular los mercados, empezando por el laboral, bajar el gasto público y reducir el desequilibrio y presión impositiva, etc.). ESTE ES EL LEGADO DEL “SISTEMA INTEGRAL DE LA LIBERTAD” A LA CRISIS ACTUAL, AQUÍ Y EN EL MUNDO.